Ante la convocatoria de diversos sectores sociales,
gremiales, estudiantes y la oposición colombiana, unidos, para exigir al
gobierno del Presidente Ivan Duque mayores garantías de seguridad a los líderes
y lideresas sociales, indígenas, mayor inversión en la educación en todos los
niveles, mayor seguridad social, en fin, por una "Colombia más
igualitaria", juntos en una jornada de Paro Nacional que trascendió las
fronteras del país neogranadino.
"Muchos de los mensajes estaban escritos en cartones y
cartulinas, y fueron levantados por una ciudadanía activa que se movilizó en
marchas que en términos geográficos fueron mayoritariamente pacíficas –con los
tres lunares inmensos de lo que paso en Cali, Facatativá y al caer la tarde en Bogotá–,
en medio de música y pitos, pero también en algunos casos con una simbología
tremendamente dolorosa: una sábana larga, blanca, con los nombres de 200 líderes
sociales asesinados se extendía en una calle; en otra, una de color verde y
rojo y con los nombres de indígenas acribillados", así lo reseña El
Tiempo.
De igual manera, "los ciudadanos exigieron más recursos
para el desarrollo y menos armas", a fin de frenar esa terrible ola de
violencia que hoy enluta a muchas familias colombianas; aunque en el "alto
gobierno valoran esta petición tan loable, pero dicen que en esas regiones hoy
las bandas de narcotraficantes –jalonadas por las disidencias de las Farc– se
mueven como pez en el agua y hay que enfrentarlas con mano de hierro porque su
accionar pone en riesgo a las comunidades locales", describe El Tiempo.
Por su parte, el Presidente de la Central General del
Trabajo, Julio Roberto Gómez insistió en el llamado a la protesta pacífica: “y
una vez más reiteramos el llamado para que se respete la movilización social,
la movilización laboral y la movilización popular, y queremos ser categóricamente
claros, que no nos hacemos responsables de la presencia de organizaciones al
margen de la ley, no admitimos en las filas del sindicalismo, en las filas del
movimiento, ni encapuchados, ni enmascarados, ni nada que se le parezca”;
destaca Globovisión.
"Los mensajes giraron alrededor de tres temas: el
rechazo a supuestas reformas gubernamentales para flexibilizar el mercado
laboral y cambiar el sistema de pensiones; el cumplimiento de los pactos del
2018 que les dieron más plata a las universidades públicas, y un elemento en el
que había sintonía desde La Guajira hasta Leticia, de Buenaventura a Puerto
Carreño, la implementación total de los acuerdos de paz", resalta El
Tiempo.
Este llamado en contra de la política gubernamental de Duque
trascendió las fronteras colombianas en las que su voz fue alzada en otras
partes del mundo como en Australia, Brasil, México, Francia, España, entre
otros. Los connacionales se hicieron sentir desde la ciudad de Sídney en
Australia, mientras que otros no se hicieron esperar a través de las redes
sociales para manifestar su rechazo en contra de la gestión de gobierno.
En horas de la tarde
"En medio de la concentración en la Plaza de Bolívar,
algunos manifestantes armaron un cerco humano para evitar que los encapuchados
se enfrentaran al Esmad. Pese a ello, un grupo de personas atacó el Palacio de
Liévano y el Esmad tiró gases lacrimógenos para dispersar la marcha",
informa El Espectador.
Asimismo, relata El Espectador: “Los hechos, que se
presentaron hacia las 2:00 p.m., se dieron cuando el grupo de manifestantes se encontró
con el Esmad bajo uno de los puentes en los alrededores de la Calle 26 con
carrera 68. Al acercarse, participantes de la protesta se arrodillaron frente a
los uniformados y comenzaron a gritar "Sin violencia". Pese a ello,
rápidamente fue lanzada una papa bomba que generó la acción del Escuadrón Móvil.
Horas antes, varias personas en la Plaza de Bolívar hicieron un cerco humano para proteger al Esmad. "Sin violencia", gritaron a quienes intentaron enfrentarse con los uniformados, en medio de la jornada, que había sido pacífica", indicó el portal web.
No obstante, muchos hicieron caso omiso a los llamados a la
calma y al civismo, ocasionando fuertes disturbios que dejaron un mal sabor de
boca, no solo las autoridades sino también al ciudadano que repudia la
violencia como herramienta de presión o como excusa para delinquir.
Esto trajo como resultado fuertes alteraciones al orden público
que empaño una jornada cívica y que dio paso al vandalismo tanto en la capital
de ese país, como en otros departamentos como Valle del Cauca (Cali), Medellín,
Popayán y parte del Pacífico colombiano, donde se registraron destrozos en las
vías, en el transporte público (Transmilenio), saqueos al comercio, entre otros
actos de conducta reprobable, que no tiene ninguna relación con las demandas
colectivas de la mayoría.
Ante estos hechos, algunos de los alcaldes de las
localidades afectadas decretaron toque de queda como en el caso de Cali y ley
seca en el caso de Bogotá desde las 12 del mediodía del viernes 22/11/19 hasta
el mediodía del sábado 23/11/19:"Hay algunos sectores que han llamado a
que se lleven a cabo actividades de paro hoy desde las 4:30 p. m. y tienen interés
en que se presenten en la noche actividades vandálicas. Por todo esto, y para
garantizar que se minimicen los riesgos de violencia, vamos a tener ley seca a
partir del mediodía y hasta el mediodía de mañana (sábado)", afirmó el
alcalde de Bogotá Henrique Peñalosa, quien también agregó “queremos evitar que
se presenten muertes", insistió.
Cacerolazos
En vista de los actos de violencia registrados en varias
zonas colombianas, los manifestantes pacíficos se sumaron a otra forma de
protesta mediante los cacerolazos en horas de la noche; medida que no solo se
hizo sentir en la capital, sino que además se manifestó en otros rincones de la
nación neogranadina y que seguirá siendo parte del itinerario de aquellos que
buscan cambios profundos en las políticas públicas de ese país.
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